Pertinencia de un arte social y democrático
Resumen de la reflexión del artista, François Hers, acerca del Protocole des Nouveaux Commanditaires, en el que se basa la propuesta de producción artística de Concomitentes.
François Hers, escribió en los años 90 el Protocole des Nouveaux Commanditaires como una propuesta para recuperar la comunicación entre arte y sociedad, y devolver al arte su capacidad transformadora. Con este protocolo se lleva trabajando desde hace más de 25 años en distintos países europeos, entre ellos España.
En un texto reciente que os presentamos aquí, Hers especifica que “este Protocolo brinda a todo ciudadano que lo desee, sin prerrogativas ni límites geográficos, solo o con otras personas, los medios para asumir la responsabilidad de encargar una obra a un artista, en cualquier ámbito creativo. A partir de ese momento, convertido en comitente, le corresponderá entender y dar cuenta del porqué del arte y de la inversión que se le pedirá a la colectividad”.
Según Hers, este protocolo, que conecta a ciudadanos, artistas y mecenas, es una vía para que el arte pase de nuevo a ser patrimonio de todos, y que el trabajo artístico recupere su valor como elemento constituyente de nuestra sociedad, algo perdido desde la modernidad. La situación actual, sigue Hers, exige una vez más esa reinvención del arte, para no solo replantearnos situaciones, sino reinventarnos, escribiendo todos juntos el devenir de nuestra propia historia.
Para justificar su hipótesis, Hers se remonta a la Prehistoria y sostiene que incluso en aquel entonces el arte jugó una función esencial, a través de sus primeras manifestaciones en las paredes de las cuevas neolíticas. En esos primeros pasos de “trasposición pictórica de lo visible y lo sensible”, el hombre manifestó ser capaz de relacionarse con el mundo de otra forma, no sólo para sobrevivir, sino para crear comunidad e influir en su entorno. En el transcurso de diversas civilizaciones y a lo largo de varios milenios, las artes dieron forma a las grandes órdenes culturales, políticas y religiosas.
¿En qué momento el arte pierde esta capacidad transformadora? Hers lo sitúa en la época moderna inaugurada en el Renacimiento, cuando artistas y filósofos se emanciparon de las maneras de expresión comunes, dando lugar a una nueva era en el que la individualidad pasa a ser el rasgo distintivo y definitorio. Según Hers, la democracia acelera así este proceso por el que el individuo se vuelve soberano por derecho y desaparece un tipo de poder que pueda imponer un orden cultural, por lo que el papel del artista corre el peligro de buscar una legitimación de su trabajo como una mera expresión de su necesidad individual.
¿Cómo devolver al artista, y al arte, esa función política tan poderosa? En esta reflexión de Hers, la respuesta recae, ahora más que nunca, en la sociedad, apelando a una labor artística y de creación que responde directamente a las necesidades culturales y sociales actuales, en un atisbo de revolución democrática única hasta el momento. En nuestro modelo de sociedad, que identifica a todos los individuos libres e iguales en derechos, Hers dice que tenemos que encontrar un modelo de colectividad para dar una respuesta eficaz a las necesidades y objetivos más inmediatos. La herramienta capaz de activar esa colectividad es, concluye, el arte. Y, para devolverle su capacidad transformadora, está el Protocole des Nouveaux Commanditaires.
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