×
Compartir
Entrevista 04.06.2021

“Para entender un contexto complejo hace falta tiempo y escucha”

Felipe G. Gil en un encuentro del proyecto.

Entrevista con nuestro mediador de UCI Pediátrica, Felipe G. Gil de ZEMOS98.



Si dijéramos que el mediador Felipe G. Gil de ZEMOS98 lleva su profesión en la sangre, que respira su compromiso con la interlocución entre agentes sociales para generar un cambio transformador a través de la cultura, seguramente no estemos exagerando. En este relato, nos comparte su viaje de la mano de sus cinco comitentes, en un momento clave del proyecto en el que la entrada en juego de la figura del artista pone sobre la mesa el reto de lidiar con ese fino equilibro que dibuja el deseo y la realidad.

¿Qué es para ti la gestión cultural?

Hace unos años hablábamos de ‘gestión cultural’ para definir a lo que nos dedicábamos en ZEMOS98. Después hubo un momento en el que empezamos a denominarlo ‘gestión creativo cultural’, porque la gestión alude a aquello se sucede de puertas hacia adentro para que un proyecto cultural salga adelante, en nuestro caso era el festival, y porque también creíamos que existe la tendencia a pensar que la gestión no puede ser imaginativa y que no hay forma de articular propuestas más creativas alrededor de la gestión.

Últimamente hemos abandonado el término ‘gestión cultural’, porque nos hemos vinculado mucho más en los últimos años a movimientos sociales, activistas y la politización de la organización ha sido constante, por la crisis y por la propia naturaleza de lo que hacíamos. Además es un término que remite a la concepción tradicional de sector cultural, dentro del que adscriben cierto tipo de agentes, pero a veces se nos quedaba corto, precisamente por ese papel que ocupamos como conector social entre agentes que no forman parte de la cultura, como gente de la academia o del entorno de la educación.

¿Con qué término os habéis quedado?

Hemos pasado a utilizar ‘mediación’ como término que engloba lo que antes se llamaba ‘gestión cultural’, en algunos casos llamado ‘mediación cultural’.

"Dicho de manera muy prosaica, la 'mediación cultural' se refiere a estar en medio de distintos tipos de agentes, negociando los lenguajes y códigos de esos universos, que a veces están tan separados con el fin de que dialoguen para que lleven a cabo un proyecto"
Felipe G. Gil, mediador de UCI Pediátrica

¿Ha cambiado para ti esta definición de ‘mediador cultural’, a raíz de tu entrada en Concomitentes?

Entendemos nuestro trabajo como algo colectivo. En este caso la figura de un mediador o mediadora se pone al servicio de una comunidad, creada para un proyecto específico, o no, ya que está actuando en determinados espacios sociales. Uno de los aprendizajes de estar contacto con movimientos sociales y activistas es el de entender que la cultura puede ser un bien común que genera transformación social. Incluso en los proyectos europeos o de escala nacional en los que hemos participado, esta sensibilidad sí que existía. Lo que ocurre es que incluso saliéndonos del 'sector cultural tradicional', siempre hay una contexto similar. Y creo que en el contexto de la UCI Pediátrica es la primera vez que nos alejamos mucho del perfil de gente con la que trabajamos, entrando así en un territorio desconocido. Esto también porque el personal de enfermería utiliza un lenguaje muy tecnificado, vinculado a lo que sucede en un hospital, que tiene una serie de jerarquías y culturas del trabajo distintas a las que participamos normalmente.

¿Qué aprendizaje rescatarías de esta camino con los comitentes?

El principal aprendizaje ha sido salir de esa zona de confort de trabajar con gente que conoce nuestro lenguaje, para empezar a entender un lenguaje y contexto ajenos del que tenemos mucho que aprender.

¿Cómo ha sido el trabajo de mediación en UCI Pediátrica para construir un ideario común?

La mediación es la construcción de un lenguaje en común. No siento que hayamos llegamos a un punto en el que lo hayamos constituido, pero sí estamos en la búsqueda. Porque cada reunión o conversación es una negociación y un díalogo sobre esas mismas cuestiones. Hay cosas que ya existen a priori, la propia unidad se llama Unidad de Cuidados Intensivos utiliza un término, "cuidados", con el que estamos muy familiarizados. Aún así, la forma de abordarlo es distinta, ellos lo hacen desde el cuidado urgente, de salvar la vida, y luego hacerse cargo de una situación de vulnerabilidad extrema, porque son niños y niñas que, una vez que se les salva la vida, tienen que entender por qué están hospitalizados. Nuestra forma de trabajar con el cuidado ha sido siempre en entornos menos estresantes y menos sujetos a esa inmediatez. Por otra parte, el personal de enfermería ya tiene una relación a priori con la cultura, tienen que estar al día del consumo cultural que hacen los niños y niñas para ganarse su confianaza. Y eso pasa por saber de películas, dibujos animados o música. En este sentido, ellos lo ven como un complemento a su trabajo, pero en el fondo es crucial, porque para forjar la confianza del paciente y sus familiares ese bagaje lo pones al servicio de este proceso. En algunos casos ya cuentan con ello, si tienen hijos, como Quique, Lili o Laura. Pero en el caso de Seve o Ruyman lo han adquirido como parte de su trabajo.

Felipe G. Gil. Fotografía de Rocío Eslava.
"Para desarrollar la labor del personal de enfermería el consumo cultural juega un papel importante para ganarse al paciente y cómo se usa y se pone en juego, luego está lo que nosotros podemos aportar desde la perspectiva de la mediación cultural"
Felipe G. Gil, mediador de UCI Pediátrica

¿Qué espacios, metodologías y estrategias has incluido en esa perspectiva de mediación?

Creo que la metodología central, que no es exclusivamente técnica, es la escucha. Yo he tratado de escuchar de forma muy honesta cómo era su trabajo, a qué problemas se enfrentan y además hacerlo de forma desprejuiciada. Otra herramienta es la empatía. Suena obvio, pero una escucha no es transformadora si no va acompañada de un proceso profundo ponerse en el lugar del otro y entender cuáles son sus problemas, frustraciones y deseos...

Esto es todo un reto.

No siempre es sencillo, tenemos nuestras propias mochilas. Por ejemplo, a mi me daba la sensación de que los cuidados de una UCI se equiparan a cómo los movimientos feministas articulan su discurso. Pero me di cuenta de que no usan la terminología de ese movimiento para explicar su trabajo, aunque sí pongan muchos de esos valores en la ejecución. Sólo a raíz de una escucha y de un respeto de esa posición terminé de entender que no era necesario poner en juego esta cuestión y que lo que hacen puede ser igualmente transformador, a pesar de no usar ese lenguaje atravesado por ese otro imaginario. Y al final eso implica una concesión que haces porque la labor de mediación quizás tiene que ver con ceder para acercarse. Para entender un contexto complejo hace falta tiempo y escucha.

¿Cuáles dirías que han sido los principales retos superados y a cuáles te enfrentas en el medio plazo?

Ha habido uno evidente que ha sido la pandemia y la distancia que ha impuesto esta situación, ya que ha habido una fase que, se ha alargado un año, y en la que la mediación se ha producido a distancia. Esto tiene que ver con, primero, que yo no resido en la misma localidad en la que está la UCI Pediátrica. Eso normalmente se podría suplir con viajes y con los encuentros digitales que ya usábamos antes de la pandemia para organizarnos. Porque al final la mediación es una mezcla de encuentros digitales y presenciales. Pero, y en segundo lugar, la pandemia impuso un modelo de encuentro exclusivamente digital, y este ha sido uno de los principales retos. Luego hay otra cosa más específica, que ya sucedía antes de la pandemia y se ha acrecentado después de ésta y es que el personal de enfermería en ocasiones no quiere hablar de lo que vive dentro del hospital cuando termina su jornada laboral. Ahí ha habido una contradicción en la que el grupo ha sido muy generoso, describiendo situaciones muy dolorosas y traumáticas por el bien del proyecto. Por tanto, generar un espacio exclusivamente digital y tras todo el estrés añadido que les ha generado la pandemia es algo que les agradeceremos siempre.

"El trabajo de mediación también ha sido el no sobrecargar al equipo de comitentes, es decir, mantener una comunicación regular sin terminar por saturar al grupo. Ahí pudo mucho más su generosidad que cualquier cosa que se haya activado con la mediación, pero hemos tratado sobre todo de cuidar al grupo"
Felipe G. Gil, mediador de UCI Pediátrica
Felipe G. Gil en un encuentro del proyecto. Fotografía de Rocío Eslava.

¿Cómo ves el momento de la entrada del artista y lidiar con el proceso creativo versus los deseos de los comitentes?

En las reuniones fundacionales de Concomitentes en España, partiendo del protocolo, de experiencias de Francia y las conversaciones con Anastassia Makridou-Bretonneau como coordinadora del programa francés durante muchos años, nos decían que el resultado del trabajo no es la solución a un problema, sino una respuesta, entre muchas posibles, a una pregunta. Es cierto que en nuestro caso, el personal de enfermería parte de algo que enuncia en forma de problema y es que necesitan otras herramientas para abordar el cuidado emocional de pacientes pediátricos. Pero al final la mediación también es un viaje en el que nos damos cuenta de que el artista no puede resolver un problema estructural que hay en un hospital. El cuidado emocional del paciente pediátrico requiere seguramente de un abordaje multifactorial, con muchísimas herramientas de carácter profesional y técnico, más allá de lo artístico. Y aunque hemos hecho un proceso de co-investigación que incluso ha desembocado en una revisión bibliográfica llevada a cabo por la psicóloga infanto-juvenil Sara Miguel, hay que ser conscientes de que nuestras limitaciones. Estamos haciendo todo lo posible para que la obra de arte dialogue muy bien con esa necesidad inicial, pero también siendo honestos y aceptando que una novela gráfica, un podcast o una biblioteca móvil no van a solucionar por completo el problema, sino a ayudar a visibilizarlo, a problematizarlo e incluso a ser muy útil en algunos momentos. Pero siendo conscientes también de que hay que respetar la libertad artística para no convertir esto en algo exclusivamente instrumental, sino también reflexivo. No se trata de no ser ambiciosos o de no querer impactar en un contexto social, sino de ser conscientes de que la magnitud del problema es muy grande. Será un paso en esa búsqueda de una solución más integral.