“Es fundamental entender el río, no solo como una entidad natural, sino también como un elemento social, cultural y político”
Entrevista con los mediadores de 'Aguas Vivas', Sören Meschede y Alejandro Alonso Díaz.
Desde el pasado mes de abril, los mediadores, Sören Meschede y Alejandro Alonso Díaz, trabajan con la comunidad de comitentes de Llanos en Cantabria para reflexionar sobre “las interacciones históricas entre humanos y agua”, buscando generar un espacio de encuentro común entorno al río y su relación con el medio ambiente, la tradición y el tejido que sostiene y construye los vínculos en este entorno rural. En esta entrevista ambos mediadores nos hablan del inicio del proyecto, el contexto en el que surge y las claves de su metodología para activar la escucha, participación e intercambio que dé forma al futuro encargo artístico.
Concomitentes: ¿Os presentáis?
Sören Meschede: Soy mediador de Concomitentes y residente en Cantabria, en un pueblo cercano a Llanos en los Valles Pasiegos, desde hace tres años.
Alejandro Alonso Díaz: Soy mediador de la concomitancia ‘Aguas vivas’ y director de fluent, una organización dedicada al arte contemporáneo que, en este caso, relaciona y sitúa el proyecto en el territorio.
C: ¿Cómo surge este proyecto?
AAD: Responde a una serie de inquietudes, tanto de Sören como mías, por aplicar la metodología de Concomitentes a un territorio rural para ahondar en las complejidades y especificidades que atraviesan este tipo de territorios. Las diversas crisis que se están sucediendo encuentran sus ecos en el pueblo y la comunidad que lo habita, una población diversa y entrelazada con los ecosistemas naturales y el patrimonio socio–cultural de la zona.
C: ¿Por qué decidís hacer aquí este proyecto?
SM: Buscábamos una comunidad comprometida e interesada, que ha ido variando en número de integrantes pero que se ha conformado como un grupo de trabajo estable que es el núcleo de todo este proceso. Así es como decidimos trabajar con este pueblo en Cantabria.
C: ¿En torno a qué causa o deseo estáis trabajando con este grupo?
AAD: En estos meses se han ido poniendo sobre la mesa “oleadas de deseos o posibilidades” que podríamos llegar a ejecutar y concretar a través del encargo. Uno de estos deseos fue generar un espacio para posibilitar y fomentar el encuentro, mientras que otro deseo recurrente era trabajar con el entorno, hasta que finalmente ambos derivaron en la posibilidad de aunar ambos deseos a través de la relación con el río.
SM: En ese sentido, nuestro interés y el interés de los comitentes es trabajar sobre el patrimonio natural, el río, y el entorno del pueblo. El entorno natural, pero también el patrimonio inmaterial cultural que son las costumbres, las tradiciones, los usos ya olvidados o nuevos que se hacen del río. Es un trabajo que va a oscilar seguramente entre lo social y lo medioambiental, y cuya concreción dependerá de los artistas que invitemos.
AAD: Pensamos el río como ese cauce o canal que conecta y atraviesa los Valles Pasiegos, uniéndose a otros ríos y afluentes y generando una red de circulación entre territorios rurales y urbanos. A nivel simbólico, pero también práctico, supone trabajar con un dispositivo que ya está hablando de lo común y de sus retos, de un espacio de conexión entre personas y de su fragilidad. En ese sentido, es fundamental entender el río, no solo como una entidad natural sino también como un elemento social, cultural, e incluso político, por toda la toma de decisiones que conlleva en cuanto a generar infraestructuras a su alrededor o la intervención en su cauce, usos y dinámicas.
C: El tema de la sequía y la gestión de los recursos hídricos es hoy muy contingente…
SM: Sí, justo éste está siendo un verano históricamente seco, por lo que la temática se ha alzado como un protagonista muy interesante para el entorno cántabro, que siempre ha tenido una abundancia de agua, pero que ahora se presenta como un recurso escaso que hay que cuidar.
AAD: Esta escasez también nos hace mirar con interés todo el acervo de tradiciones y saberes vinculados no solamente al río en sí mismo, sino a todo lo que existe a su alrededor, como manantiales o fuentes, y las infraestructuras que se vinculan a él, tales como puentes, presas, molinos…
SM: Costumbres populares…
AAD: Costumbres populares y tradiciones que el grupo de trabajo trae consigo como una parte fundamental de su identidad. Algunos de los integrantes de este grupo ciudadano son miembros de generaciones anteriores que han incorporado al debate sobre los usos del río, su transformación en cuanto a la función y su papel en la sociedad en distintos momentos históricos.
C: ¿Cómo se seleccionó este encargo o deseo sobre el que trabajar?
SM: Hemos trabajado con grupos de debate y discusión, que se han mantenido a través de reuniones semanales entre abril y julio, todos los miércoles a las 20hrs. Tras este proceso y una lenta labor de definición de que conllevarían las distintas posibilidades que se consideraron, el día 26 de junio celebramos una votación popular abierta a todo el pueblo en la que salió elegida la opción de trabajar con el río.
C: ¿De dónde surge el nombre del proyecto?
AAD: Durante las sesiones con el grupo de trabajo, surgió de manera muy informal el nombre: ‘Aguas vivas’ que resuena, aunque no de manera intencional, con la obra de la escritora brasileña Clarice Lispector, Agua viva. Al igual que la comunidad de Llanos, Lispector busca a través de este libro un cierto sentido de la vitalidad que, en nuestro caso, supone definir un espacio en el que esa experiencia pueda tener lugar.
C: ¿Qué papel juega la escucha en todo este recorrido?
AAD: Hemos llegado hasta aquí a través de un ejercicio de escucha colectiva entre todas las personas que componen el grupo de trabajo y la comunidad. Ahora debemos pensar en cómo abrirnos a otras formas de escucha y realizar una comprensión profunda del río, entendiéndolo como otra voz más en el proceso. Debemos mantenernos atentas a sus necesidades y tiempos, a su presencia y ausencias y a cómo se transforma durante los distintos momentos del año.
C: ¿Cómo ha sido trabajar para llegar a acuerdos comunes en una comunidad tan numerosa y variopinta?
AAD: Generar una complicidad entre las miradas individuales de cada una de las personas del grupo y de sus deseos ha sido precioso. Hubo un momento difícil de concretar donde esas preferencias individuales fueron dando paso a una mirada colectiva que parte de un proceso de negociación lento. Partiendo de una subjetividad sesgada, se ha ido cediendo espacio a una sensibilidad y mirada de grupo.
SM: En esa sensibilidad colectiva, un factor fundamental ha sido la visión que han aportado las mujeres más mayores que reclamaban la necesidad de espacios sociales o colectivos, incluyendo al río como uno de ellos. Ahora nos encontramos en un momento en que debemos hacer que el río se convierta en un espacio para la comunidad y al que se dé el valor que tiene.
C: ¿Cuáles son los próximos pasos?
SM: A partir de septiembre continuaremos con unas residencias de trabajo a las que invitaremos a varios artistas a dialogar y construir con el grupo de trabajo. Esperamos que, a partir de aquí, se genere el proyecto definitivo que podamos inaugurar a principios de 2024.