Concomitentes es una asociación sin ánimo de lucro, fundada en junio de 2018. Promueve un programa de producción de obras de arte encargadas desde la ciudadanía, en tanto que proceso de mediación entre arte y sociedad. Este programa subraya la importancia del arte en la vida social, y para ello, propone un nuevo sistema de producción artística que implica un cambio en la política cultural.

Gracias al generoso apoyo e impulso de la Fundación Daniel y Nina Carasso, Concomitentes arranca en España con un sólido proyecto piloto, al que se sumarán otras entidades públicas y privadas en los años siguientes.

Entre 2018 y 2020 los cuatro mediadores Felipe G. Gil (ZEMOS98), Fran Quiroga, Julia Morandeira y Veronica Valentini acompañan los proyectos piloto en Tenerife (Canarias), Betanzos (Galicia), Madrid (Comunidad de Madrid) y Barcelona (Cataluña). En febrero de 2022 Sören Meschede inicia una nueva concomitancia en Cantabria, que tendrá lugar en el entorno rural de los Valles Pasiegos.

En paralelo, ellos y Sören Meschede, el coordinador de Concomitentes, difunden el modelo de producción de obras de arte entre posibles comitentes, mecenas, y agentes culturales, para abrirse sucesivamente a nuevos encargos que pueden llegar desde toda la geografía del Estado.

Concomitentes es la versión española del programa francés Nouveaux Commanditaires. En 1990 el artista François Hers sentó las bases de este programa con la redacción de un protocolo, en el que perfiló los términos y condiciones necesarias para reinscribir la producción artística en el tejido social.

Mediante esta metodología la sociedad civil puede convertirse en comitentes [el grupo de promotores] de una obra de un artista. A través de ella, se busca dar respuesta, en la infinidad de posibilidades, a una necesidad o demanda planteada por los comitentes. El proceso de negociación y co-creación de las diferentes partes implicadas (comitentes, artistas, mecenas, organismos públicos o privados, y todos los demás agentes sociales participantes) es acompañado por una persona mediadora. Ella trabaja a lo largo de todo el proceso para concretar la demanda de los comitentes, proponer un/a artista que se adecue al encargo, y acompañar el desarrollo del proceso de creación colectiva y asegurar la producción de la obra.

Estas obras son tanto pieza del artista como también culminación de una tarea común en la que se materializa la voluntad de todos los implicados. Financiada con subvenciones privadas y públicas, se convierten así en propiedad de los concomitentes, y su valor se determina por el uso y la importancia simbólica que ellos y la colectividad en la que se insertan, le otorgan.

Esos procesos piden a todas las partes implicadas un alto grado de compromiso. Desde el primer contacto hasta la formalización de la obra pueden pasar fácilmente dos o más años. Pero en esta co-creación entre artistas, ciudadanía y mediadores, se logra algo transformador: obras de arte que tienen un vínculo más profundo con la sociedad.

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