Las manos, los deseos y los nudos
El pasado 4 de noviembre, el mediador, Alfredo Escapa, junto a los comitentes y la artista, Auxi Gálvez, desarrollaron una actividad colectiva para empezar a construir las sebes que conformarán el corazón de la pieza artística que se instalará en La Sobarriba.
Existe un deseo en la comarca leonesa de La Sobarriba, muchas veces oculto, de estar juntas. De hacer algo juntas, de construir en común. Lleva sucediendo desde hace meses. Antes de comenzar la concomitancia de ‘Narrativas Solares’. Y sucede porque, en lugares como éste, el estar juntas siempre ha sido lo que nos ha salvado, pero desde hace un tiempo, ese estar juntas, se ha ido vaciando de contenido.
Entonces la labor, ahora, consiste solo en recordar. En volver a poner la atención sobre lo que ya sucedía, en volver a poner los sentidos en el territorio, en la tierra, en sus habitantes (humanos y más que humanos), para lograr entretejer la vida entre todas.
Los días 3 y 4 de noviembre estuvimos haciéndolo en León. Recordando cuál es la lucha de ‘La Plataforma en Defensa de La Sobarriba’ y cuál es el camino que ha elegido ‘Narrativas Solares’ para poder dar una voz en común a las vecinas y a todo lo más que humano que constituye este territorio.
Para nosotras era un momento especial. Habíamos pensado cómo contar al resto de la ciudadanía cuáles eran las razones que nos habían convocado en esta concomitancia, además de presentar públicamente a Auxi Gálvez, la artista que acompañará con su pieza ese deseo nuestro de estar juntas y comenzar la obra en comunidad, en hacendera *(1).
Las razones las habíamos explicado en multitud de ocasiones, en espacios privados y públicos, pero hacerlo en la facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales de la ULE con Daniela Canestrari y Estrella Alfaro, profesoras expertas en los efectos que sufre la diversidad ambiental ante la implantación de macro estructuras energéticas en las ruralidades, nos ha servido para pensar en cómo las palabras que construyen las ideas que hacen el relato, permiten suavizar los efectos que sobre los lugares crean estas infraestructuras: decimos biodiversidad y pensamos en bosques, y no en una continuidad de montañas con molinos eólicos en sus cumbres; decimos granja e imaginamos un granjero con sus animales, y no una extensión vallada de 190 hectáreas de paneles solares; decimos paisaje y pensamos en ese idílico ideado para ser disfrutado por el turista o el paseante, no para ser habitado por quiénes lo caminan a diario con sus quehaceres o por la Corneja Negra y su crianza en comunidad.
Retomar los signos y los significados desde el lugar donde se lo habían apropiado. Este es una de las ideas de ‘Narrativas Solares’. Pensando en esto me viene a la cabeza una cita de John Berger, que el reciente ganador del Premio Cervantes, el leonés Luís Mateo Díez, pone al comienzo de la tercera edición de Relato de Babia: “El autorretrato de cada pueblo no está construido con piedras, sino con palabras, habladas y recordadas: con opiniones, historias, relatos de testigos presenciales, leyendas, comentarios y rumores. Y es un retrato continuo, nunca se deja de trabajar en él. Hasta hace relativamente poco tiempo, los únicos materiales de que disponían un pueblo y sus habitantes para definirse a sí mismos eran sus propias palabras habladas. El retrato que cada pueblo hacía de sí mismo, aparte de los logros físicos del fruto del trabajo de cada cual, era lo único que reflejaba el sentido de su existencia”. Y en esto llevamos inmersos desde que comenzamos.
En nuestro autorretrato nos acompaña Auxi Gálvez, dándonos un marco para ese autorretrato en el que poder estar y senti-pensar (a la manera de Orlando Fals Borda). Pensando desde el corazón y desde la mente con el territorio, co-razonando. Pero este marco es más que un objeto, un espacio o un lugar. Es una posibilidad para volver a retomar una narración posible, deseada, con las co-autoras que habitan los renglones del territorio sobarribeño.
Y en escribir con nudos, como si de khipus vegetales se tratase, estuvimos el sábado 4 por la mañana. Entretejiendo comunidad con saberes, arte y ciencia mediante el acto de construir una sebe viva como comienzo de construcción. Con la paciencia del maestro Justo (vecino sabio de Villavente que nos transmitió como se hace la sebe viva), con las sonrisas de todas, con las canciones de Azucena, con las fotos de Mar, con el sol que nos secó tras la tromba de agua que nos había empapado durante el camino, con las ganas de aprender de todas (pero en especial de Soraya), con las comitentes emocionadas viendo como comenzaba la obra, con los hincones, las vilortas y los cinchos (todas estas palabras son importantes porque nos permiten huir del relato unificador del colono extractivista), con esa parva que nos tomamos para retomar fuerzas y entrar en calor, con la cabra Pintas comiendo los restos vegetales de la construcción, con Marina contándonos sobre cada matojo que plantábamos, con las niñas corriendo por ese terreno comunal que acogerá la pieza de ‘Narrativas Solares’ pero que será para todas.
Así, con todas estas maneras de escribir en este territorio, es como continuaremos la narración del proyecto. Relatando con nuestras manos, nuestras acciones, nuestros nudos y nuestros deseos.
Para ver la galería de la jornada completa pulsa aquí.
* (1) La hacendera o facendera en León es un trabajo colectivo de todos los vecinos del pueblo y destinado a labores comunales.