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Entrevista 22.09.2023

“El arte y la cultura pueden hacer que la problemática sea un motor y un lugar para trabajar”

La obra se inaugurará la próxima primavera, que persigue recuperar la relación de la comunidad con su patrimonio hídrico y generar un espacio social, de intercambio y diálogo.



El grupo de Conomitentes de Llanos de Penagos (Cantabria) ha elegido la propuesta de la artista Laia Estruch. En esta entrevista, Laia explica con más detalle su propuesta artística, un trabajo que busca recuperar la relación de la comunidad con sus fuentes y generar un espacio social de intercambio y diálogo.

Concomitentes es un proyecto cultural que aborda problemáticas sociales a través de una propuesta artística. ¿Cómo valoras el potencial del arte y la cultura para ayudar en estos entornos?

El arte y la cultura plantean varios puntos de vista de un problema y pueden hacer que la problemática se convierta en un lugar desde donde trabajar.

En este sentido, la cultura y el arte pueden aportar su granito de arena a las problemáticas sacando lo positivo y creando una escuela en la que aprendamos todas juntas.

Concomitentes es un proyecto que ha sabido identificar el potencial de las problemáticas de la sociedad para generar una luz que llegue a ser más importante que el propio problema.

En tu primera visita a Llanos, hablabas de la inspiración que te ofrecía el sonido del agua, ¿cómo conectas tu propuesta artística con el paisaje y el medio natural cántabros?

Cuando tuve el encuentro con la gente de Llanos, el agua sonaba todo el rato y te transportaba a su alrededor. Esto es muy interesante, porque el agua tiene diferentes sonidos: hay veces que son pasos subterráneos que no localizas, la presencia de las tres fuentes, cuando terminamos llovió a cántaros, el paso por los puentes... Las diferentes formas del agua estuvieron muy presentes.

Obra 'Sibina' de Laia Estruch, que también trabaja con el recurso del agua.
Obra 'Sibina' de Laia Estruch, que también trabaja con el recurso del agua.

Háblanos de otros proyectos similares o relacionados, que vayan a conectarse con esta obra de ‘Aguas Vivas’.

En cada proyecto trato de rescatar algo que me inspire para seguir adelante, aunque sea muy diferente, siempre existe algo en trabajos anteriores, un proyecto lleva a otro y toda mi investigación se tiene que revisar para poder continuar. En este sentido, el recurso del agua está muy presente en mi práctica y es un elemento que he integrado en tres de mis proyectos. En ‘Sibina’, en concreto, he hecho un trabajo sobre las “mujeres de agua”, -unos seres mitológicos de Cataluña, que también están presentes en Mallorca, País Vasco o Cantabria-, a partir de las que escribí una tonada o canción de campo inspirada en un archivo dónde se almacenaban canciones antiguas con las que la gente se contaba su día a día. 

¿Cómo se relaciona este encargo con tu propia trayectoria artística?

Cuando llegué a Llanos me encuentro con el mismo paisaje que yo había escrito para ‘Sibina’. Según paseaba no me resultaba un terreno extranjero, sino que pensaba “ostras, estoy transitando por algunas de las piezas que yo ya he trabajado”. El tema del agua me gusta y, sobre todo, me gusta poder explorarlo de otra manera. Y, cuando escuché la problemática de las fuentes del pueblo, enseguida tuve claro lo que quería hacer. 

¿Cómo fue la invitación a formar parte de la producción artística de ‘Aguas Vivas’?

Los mediadores, Sören Meschede y Alejandro Alonso, me explicaron qué es Concomitentes y el proyecto que querían hacer con el pueblo de Llanos. También me interesaba el paisaje y la tierra de Cantabria, una oportunidad de conocer este territorio, el campo y la vida rural. Ahí nos invitaron a cuatro artistas a plantear un anteproyecto después de haber visitado Llanos y de haber intercambiado impresiones con la comunidad. Yo, en este primer encuentro, coincidí con la artista, June Crespo, y se creó así una oportunidad de compartir desde la comunidad artística. Fueron cuatro artistas, cuatro propuestas, y los vecinos eligieron una de ellas.

"El tema del agua me gusta y, sobre todo, me gusta poder explorarlo de otra manera. Y, cuando escuché la problemática de las fuentes del pueblo, enseguida tuve claro lo que quería hacer"
Laia Estruch, artista de 'Aguas Vivas'

¿Y cómo ha sido el intercambio con los mediadores que son ese nexo entre tu figura y los comitentes (o grupo ciudadano)?

Muy positivo porque ambos conocen muy bien a la comunidad, una comunidad donde conviven muchas generaciones. Hay familias jóvenes con hijos, gente mayor que conoce la historia y cómo ha ido cambiando el pueblo, hay gente que tiene aquí su negocio… Fue un día largo e intenso en el que tuve la oportunidad de ir hablando con todas y ser partícipe de sus historias. Las mediadoras siempre estaban ahí, muy presentes y atentas a nuestras conversaciones, que culminaron con una reunión merendola dónde los vecinos y vecinas nos expresaron abiertamente que querían trabajar en torno al arreglo de las tres fuentes del pueblo y generar un espacio a su alrededor para disfrutar de ellas.

Describe qué propuesta artística definiste a partir de esto…

Busco dar voz a estas tres fuentes, una autonomía, una manera de funcionar, dar un gesto, un sonido y un ritmo al agua... También busco que estas tres fuentes se puedan diferenciar, de tal forma que, si estuvieran juntas o las grabaras, pudieran cantar una canción.

Mi trabajo tiene varias capas en varios formatos. Entre ellos, trabajo con la voz y hago grabaciones, utilizo música experimental… por eso les propuse también, como en ‘Sibina’, inventarnos una historia en relación con la vida del pueblo y sus historia y anécdotas, y esto en relación con su vida en Llanos y con las fuentes. 

Poder hacer una partitura y que se quede una canción a la que se pudieran sumar otros instrumentos de la región y, a posteriori, trabajar en un cierre que quede en la comunidad más allá de las fuentes. Esto hilado a la idea de regresar a las tradiciones de la oralidad.

Obras 'Sirena' de Laia Estruch, que también trabaja con el recurso del agua.
Obras 'Sirena' de Laia Estruch, que también trabaja con el recurso del agua.

Compártenos detalles del calendario de producción para este año.

Estamos preparando una fiesta para octubre y, a partir de ahí, hemos estipulado unos días para que el pueblo empiece a buscar artesanos locales, creadores de distintos ámbitos y materiales como cemento y piedra, con los que trabajar en esta reconstrucción de las fuentes. Yo veía, incluso, un aplique de lo que ya hay. 

La idea es que todos aportemos, el pueblo ha dicho “que están ahí para ayudarme en lo que necesite”. Hemos comentado de todas estas etapas iniciales, también para que yo pueda trabajar en prototipos y todos puedan aportar con sus ideas. El tiempo ideal es empezar ahora y hacer la presentación final en primavera-verano, después del deshielo de invierno, el agua del pueblo sonará.

En Concomitentes el trabajo es en común con la comunidad, en este caso de Llanos en Cantabria. ¿Cómo ha sido, primero trabajar en un proyecto participativo y, segundo, incorporar esta capa a tu trabajo creativo?

Me hace trabajar de otra manera, yo trabajo en red, pero a mi forma, con mis propios colaboradores especializados en distintos tipos de material. En este proyecto voy a salir de esta comodidad y me apetece mucho. Tendré más diálogos, trabajando en colaboración, con todo lo que ello conlleva. Pero estoy muy abierta, vamos a aprender los unos de los otros.

La obra artística resultante queda como legado de la comunidad. ¿Cómo valoras que el arte quede en manos de una comunidad, no de una institución o entidad pública?

Fantástico. Es una manera de valorar experiencias alrededor del trabajo artístico y de que la gente conozca los procesos y familiaridades del proceso artístico contemporáneo. Para la posteridad, aparte de esta obra, quedará este relato y tendrán algo que contar. Existe un aprendizaje muy transversal a todo el pueblo que cuida estas piezas y que acaban siendo parte del paisaje y del pueblo.

¿Cómo crees que esta obra puede aportar a la creación de lazos y nuevas redes en la comunidad?

Lo que quiero es que todo el camino sea un lugar para el aprendizaje. Es positivo porque estamos construyendo algo, se van a conocer más facetas de ellos y ellas, en términos de creatividad y de cómo una idea puede ejecutarse y llevarse a término. 

La conciencia, el aguante de los tiempos de creación, todo esto estará inserto en un proceso artístico que tiene su propia vida y curso, y ellos van a ir aprendiendo según se transiten estas distintas fases. El durante y el después será muy sorprendente para todas, también para mí, porque nos situamos en un plano desconocido que nos dará un cariño en la escucha y en abrazar el desarrollo de la producción. Nos conoceremos desde las profundidades.