El Diversorium cierra y abre nueva etapa bailando
La concomitancia nace en Barcelona en 2018 con el objetivo de generar espacios inclusivos que potencien el encuentro y celebración colectivas.
El Diversorium arrancó en 2018 de la mano de los activistas de la Oficina de Vida Independiente de Barcelona, Antonio Centeno y María Oliver, y la mediadora Veronica Valentini, para responder a la necesidad de impulsar espacios que subrayen la convivencia, el encuentro y la celebración entre todos los cuerpos, desde la perspectiva de las personas que tienen algún tipo de diversidad funcional o forman parte de las distintas comunidades afectivas e invisibilizadas de la ciudad. Como explica María Oliver, comitente del proyecto: “Lo lindo del Diversorium es que ha sido una elaboración conjunta, basada en la escucha y el diálogo”.
Un proceso construido desde este deseo común que ha explorado en estos cuatro años el significado cultural y social de la diferencia a través del desarrollo de nuevas formas de cooperación, relación y conexión entre todas las personas. Un camino largo, no exento de dificultades como el de una pandemia global, y que en todo momento ha sido fruto de la comunicación activa y constante entre la mediadora con sus comitentes: “Nuestra relación fue muy horizontal, yo no me movía sin tener una conversación previa con mis comitentes. Ha sido siempre una ida y vuelta con todas las voces que cohabitaban este proyecto”, asegura Veronica.
Cambio de dimensión: Segundo Diversorium en el Festival BAM
Después de la celebración y aprendizajes acumulados del primer Diversorium, -que tuvo lugar en la Sala Apolo en febrero de 2020-, los comitentes y mediadora definieron el encargo con el que se dirigieron a Osías Yanov para que fuera el artista que ideara y desarrollara el siguiente gran Diversorium, -que se celebró el 23 de septiembre de 2022-, que cambió su dimensión al desarrollarse en el espacio público en el marco del Festival Bam de las fiestas de la Mercé de Barcelona. “Compartimos a Osías las intenciones y motivación que había detrás de este proyecto, y de ahí él fue aportando su propia visión”, relata Vero Valentini.
Un diálogo rico, sostenido en la escucha y la colaboración, y sobre todo fácil, como explica María, ya que “Osías era un artista sensible a toda la cuestión de la diversidad”. Una clave de la concomitancia de Barcelona que secunda también en sus palabras Vero Valentini: “La invitación a Osías fue la cosa más precisa que pudimos hacer, yo ya conocía su trabajo y, conforme fuimos avanzando, vimos que era una opción acertada”.
Esta fiesta y celebración que propone el disfrute colectivo de personas con y sin discapacidad era una necesidad subrayada, pendiente y acuciante, en definitiva, una causa esperada como cuenta la comitente: “Aquí no hemos llamado nosotros a la puerta, sino que nos ha llamado el Bam, lo que es una indicación clara de lo necesario y sexy que son los espacios de ocio y cultura universales”.
Proceso de creación en Buenos Aires y residencia en el Macba
El proceso de creación artística, de cara al evento de septiembre, se inició en la primera mitad de este año en Buenos Aires, la ciudad dónde vive y desarrolla su obra Osías Yanov. En esta fase inicial se dio un intercambio sostenido entre el artista con la mediadora y comitentes a partir del conocimiento, con el fin de “interpelar mejor al proyecto desde lo que decimos o sentimos”. Además, se fueron generando una serie de dibujos que visualizaran cómo debía suceder esta fiesta y se diseñó un fanzine, dónde se detallaron distintas formas de la fiesta.
Una vez en Barcelona arrancó la segunda fase de creación y producción artística que, según relata Osías: “Fue interesante para ver cómo se pasaba de la teoría a la práctica, generando una relación de mucha intensidad entre todos los participantes”. Desde una labor de coordinación, Osías dirigió una residencia en el Macba, que abrió un espacio para promover movimientos conectados con la sensibilidad de lo festivo y sensual desde una perspectiva queer-crip.
“Osías llevó a cabo una gran labor con la pequeña comunidad que se constituyó con los talleres y ensayos en el Macba, un trabajo más allá de lo artístico y que se sostenía en las personas con las características y sensibilidades de cada cual. En este sentido, estuvo lidiando con toda la arquitectura humana que constituyó este proyecto y que ha constado de muchas partes”, subraya Veronica Valentini.
En estas jornadas, que interrelacionaron las propiedades sensibles, móviles y físicas que surgían, se generaron los trajes y dispositivos que luego se utilizaron el día de la celebración.
“Los trajes ponían un paréntesis en nuestra humanidad para poder llevarnos a otro estado, y ver cómo nos relacionábamos con la excusa de estas nuevas pieles. Todo esto se puso sobre el escenario, pero también se compartió con el público, generando un intercambio con esta experiencia que habíamos iniciado con esta residencia”, Osías Yanov, artista del Diversorium en el Festival BAM
Algunos de estos elementos fueron las máscaras, que daban una sensación de movilidad animal; los globos o extensores que hacían que el cuerpo se retrotrajera y expandiera hacia otros lados; los trajes rococós, una suerte de festejo de la interdependencia en el que unos se quedaban enhebrados a los trajes de otros, porque tenían la posibilidad de generar ciertos enganches; y los trajes lenguas o sirenas, que daban la opción de pensar desde el detenimiento y que se convirtieron en una extensión de cuerpo como si fuera un solo órgano.
El Diversorium: Siguientes pasos y el futuro del proyecto
El 23 de septiembre tuvo lugar el Diversorium en el centro de Barcelona, y que, como explica Veronica, “generó mucha expectativa e incógnitas, pero todo salió mágicamente bien”. El recorrido y el proceso, como sigue explicando, es rico y ha estado atravesado por muchas cosas: “Uno es en el plano individual e íntima, desde mi propia relación con los comitentes y luego está toda la red de colaboradores que han participado, por lo que los aprendizajes ya explotan y se lleva a otra escala”.
Y el camino solo acaba de empezar, después de la experiencia del Diversorium en el festival Escena Poble Nou en Can Felipa en octubre y en el evento Culturópolis en Barcelona sobre derechos culturales en el mes de noviembre, ya que es una iniciativa flexible al contexto en el que se inserta.
“Lo más lindo sería que hubiera pequeños Diversorium, no tanto entenderlo como un espacio cerrado sino que cada lugar o comunidad adapte esta idea a su necesidad, porque es inteligente, bello, sensual, lo que sea, porque es una fiesta y las fiestas son eso”, María Oliver, comitente del proyecto Diversorium
Veronica Valentini alega “el Diversorium es algo que quieren muchas personas, no solo mis comitentes, es una iniciativa con mucho potencial”. Un formato flexible que Osías Yanov también ha llegado a visualizar: “Con los Diversorium que ya existieron hay que valorar la experiencia que se generó y aplicarla a contextos ya existentes, de tal forma que igualpuedan existir nuevos o ‘momentos Diversorium’ en lugares que ya han sido creados”.
Un recorrido de expansión que solo acaba de empezar.
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