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Reflexion 15.09.2022

Discurso de Anastassia Makridou-Bretonneau en el evento de UCI Pediátrica

El texto es una reflexión de la mediadora de Nouveaux Commanditaires sobre el papel del mediador.



“Hola buenas tardes.

Ante todo quisiera decir  las gracias, muchísimas gracias por su invitación. Es una suerte, un placer y un honor compartir con ustedes este momento de alegría que surge naturalmente de la finalización de su trabajo colectivo.

Felipe me ha pedido decir algunas palabras sobre el papel del mediador, en el marco de este proyecto, pero también de manera general. Hablaré, disculpen, con mi castellano ‘aproximativo’ pero desde el corazón.

Yo misma he sido mediadora durante muchos años en Francia y participé de una experiencia muy intensa en Chile. Trataré de presentarles este papel complejo, exigente y absolutamente apasionante.

Me autorizo a utilizar dos metáforas para dar imágenes de lo que es este trabajo polivalente y multidireccional del mediador. Podríamos decir que el mediador o la mediadora de proyectos de Concomitentes y Nouveau Commanditaires son como la diosa india Kali o un cuchillo suizo.

Durante el trabajo colectivo, el mediador moviliza en el mismo tiempo capacidades muy diversas: de escucha, animación de reuniones y relacionas internas y externas, análisis y traducción de las expectativas y necesidades de los comitentes en desafíos artísticos, ingeniería cultural, gestión económica, comunicación, suma y sigue, la lista sería larguísima.

Con estas competencias, el mediador mantiene, como el hermoso fuego en centro de las casas antiguas, el deseo y el compromiso de todos, vigila la calidad del diálogo y de los debates, garantizando el equilibrio justo entre las expectativas de los comitentes y la libertad creativa de los artistas. Estas son, entre otras, las funciones fundamentales del mediador. 

Pero los proyectos no son ríos tranquilos que siguen sin problemas su cauce hacia el mar. El equipo de UCI Pediátrica ya lo ha experimentado. Hacer esta mediación polivalente requiere también de cualidades humanas como la empatía y la perseverancia. 

Por eso, si tuviera que concluir describiendo solamente con una frase el papel del mediador yo diría que es el “arquitecto de la confianza colectiva”. Una confianza que permite liberarse de nuestro individualismo, emanciparse de nuestros sistemas compartimentados, para comprometerse con algo más amplio, generoso y compartido.

Así, cada proyecto que se realiza es una victoria contra el inmovilismo y el fatalismo, una prueba más de que la sociedad civil puede involucrarse de manera concreta y creativa en asuntos públicos, y que el arte es un actor esencial para cambiar nuestro mundo.

El mediador no es, ni más ni menos, que un servidor humilde de estas magníficas causas. 

Todas mis felicitaciones a Felipe, a todo el equipo, a todas las artistas, por este tremendo trabajo, y un gran “hurra” por este proyecto tan poderoso. 

Que la aventura siga con confianza en nuestra capacidad de ser actor para una sociedad más solidaria, más libre y más democrática”