Diario

Así fueron las Jornadas Enredadas. Decidir el mar

Fotografía de Eva Carasol

Derechos del mar, metodologías artísticas y la necesidad de imaginar nuevas formas de convivencia ecológica.

El pasado 7 de noviembre, el CCCB acogió la primera edición de las Jornadas Enredadas, un encuentro organizado por Concomitentes con el impulso Fundación Daniel y Nina Carasso (FDNC) para pensar, desde lo colectivo, cómo nos relacionamos con la naturaleza y cómo ampliamos nuestra capacidad de decisión sobre aquello que nos afecta. Bajo la pregunta central “¿quién decide el mar?”, las jornadas de este año pusieron sobre la mesa voces, ideas y metodologías para reimaginar nuestras alianzas y reequilibrar nuestra relación con el mar.

Una apertura para enredarnos

Las jornadas comenzaron con una inaugural en la que Judit Carrera (CCCB) dio la bienvenida situando el marco del CCCB como espacio de pensamiento crítico; Lucía Casani (Fundación Daniel y Nina Carasso) explicó los ejes de trabajo de la fundación y su colaboración con Concomitentes y Fran Quiroga habló de la manera de trabajar de Concomitentes desde proyectos artísticos participativos que funcionan como auténticos “enredos” entre ciudadanía, artistas, instituciones y mediadores.

Fran recuperó la imagen de las “vidas enredadas” de Merlin Sheldrake para recordar que ninguna forma de vida existe de manera aislada. Desde esa idea se concibieron estas jornadas, pensadas para repetirse cada año en distintos territorios, siempre desde la voluntad de crear nuevas interdependencias. Tras ello, lanzó la primera gran pregunta de la jornada: ¿quién decide sobre aquello que nos preocupa? Y, en relación al tema de este año —Decidir el Mar— introdujo la cuestión de otorgar derechos al mar, un debate que marcó la primera mesa.

Los derechos del mar: del Mar Menor al Mediterráneo

La primera mesa, moderada por Fran Quiroga, reunió a Teresa VicenteIsabel Pont Castejón y Juan Manuel Zaragoza, quienes abordaron cómo el derecho, la filosofía y la ciudadanía pueden redefinir nuestra relación con el mar.

Teresa Vicente contextualizó la Ley del Mar Menor, que reconocer la personalidad jurídica del Mar Menor y su cuenca, siendo la primera ley en España que reconoce como sujeto de derechos a un cuerpo de agua. Vicente explicó la potencia que supuso ese giro: dejar de ver el mar como un objeto a proteger para comprenderlo como una entidad viva con la que convivimos.

Juan Manuel Zaragoza profundizó en cómo, desde la filosofía, podemos decidir de qué manera queremos vincularnos con la naturaleza, recordando que no se trata solo de legislar, sino de imaginar nuevas éticas relacionales.

Isabel Pont reflexionó sobre las tensiones entre el derecho administrativo y el ambiental, y de si es posible naturalizar el derecho para que dialogue mejor con los ecosistemas.

Finalmente, Teresa Vicente e Isabel Pont hablaron sobre la posibilidad ilusionante de avanzar, partiendo del caso del Mar Menor, hacia una declaración de derechos del Mar Mediterráneo, un reto atravesado por sus múltiples jurisdicciones y complejidades geopolíticas.

Parlamentos ecosociales: metodologías para reparar

La segunda mesa, moderada por Veronica Valentini, contaba con Christian AlonsoAnna Moreno y Eva Franch i Gilabert. Tras una breve introducción, cada invitada expuso sus metodologías y proyectos vinculados con los cuerpos de agua.

En la primera ronda de preguntas, reflexionaron sobre cómo el arte puede ampliar los espacios de decisión y contribuir a nuevas formas de gobernanza ecológica. Coincidieron en que las prácticas culturales pueden abrir lugares donde humanos y no humanos dialoguen, donde las alianzas se diversifiquen y donde emerjan institucionalidades más sensibles y permeables.

En la segunda ronda exploraron cómo sus metodologías se transforman cuando cambian los territorios o las comunidades. Todas compartieron una dimensión de reparación en sus prácticas: reparar como escucha, como cuidado, como manera de rehacer vínculos dañados con los territorios y las personas que los habitan.

Acción performativa de Ferran Lega

Para terminar la sesión, disfrutamos de una acción performativa de Ferran Lega en la que escuchamos activación sonora de plantas fluviales. Nos sentamos en el suelo, tocamos las plantas y pudimos escuchar cómo reaccionaban a nuestra energía.

Créditos fotografías: Eva Carasol.